lunes, 14 de marzo de 2016

Entrevista al Dr. Héctor Negri

“La Universidad es el hermoso tiempo de la siembra”


En la primera edición del Ciclo de Entrevistas del Boletín Electrónico de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (dirigido por la profesora doctora María Fernanda Vázquez), la Dra. Mónica A. Del Bene dialogó con nuestro director.

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MDB - Actualmente el Dr. Héctor Negri es Ministro Decano de la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires y en nuestra Facultad, profesor titular de Introducción al Derecho  y Filosofía del Derecho. Comenzó su carrera judicial con el retorno de la democracia y asegura que ha tratado de ir madurando a lo largo de los años, adquiriendo nuevas experiencias, aventando errores y buscando encontrar soluciones en este “delicadísimo tema que es, nada menos, que la administración de la Justicia”. ¿Cuándo comenzó su vínculo con nuestra Facultad y por qué elige dar clases en esta Casa de Estudios?

HN - Me recibí muy joven, a los 20 años, en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. Allí, el profesor Ambrosio Gioja de Filosofía del Derecho me dijo que tenía excelentes condiciones docentes, invitándome luego a formar parte de su cátedra. Con la llegada de la dictadura militar, estuve cinco años inhabilitado para dar clases en todo el país, con una persecución muy injusta, como todas las persecuciones. A pesar de ello ejercí como docente en otros países.

Regresada la democracia me ofrecieron en esta Facultad ser Decano Normalizador de- en aquel entonces- la carrera de Abogacía. Es decir, era el director de la carrera y como tal me tocó la hermosa y difícil tarea de trasladar una enseñanza que se había iniciado con la dictadura, a los términos de la democracia,  donde se quería reconocer los Derechos Humanos y la voluntad popular. Como decano formulé el Plan de Estudios nuevo, ya que durante la dictadura éste había sido muy pobre, muy ceñido a estructuras antiguas. Incorporé materias como Derechos Humanos, Realidad Social Latinoamericana y Derecho, Criminología, desglosé el Derecho Laboral del Derecho de la Seguridad Social, y además impulsé la creación de una serie de institutos con la idea de fortalecer el pensamiento democrático dentro de la Facultad. Traté de estructurar un plan de estudios que fuese una herramienta para la formación de la paz en futuros abogados y jueces, dado que el Derecho es el orden de la paz y los seres humanos encontramos nuestro lugar de vida en la paz. Cuando hay paz se pueden hacer todas esas cosas que hacen que el hombre sea como dice el evangelio: la sal de la tierra. "Si la sal se desvanece, con qué podrá ser la tierra salada, se volvería desabrida". El gran orden de la paz es el Derecho porque es un fabuloso proyecto de armonía social fundado en el respeto a la persona humana. Tanto los abogados como los jueces, son unos y otros artífices necesarios de una paz que es indispensable.

Tengo un amor muy grande por Lomas de Zamora y, si bien no me gradué en esta Universidad, porque en ese entonces no se había creado, créanme que la hubiese elegido.

MDB - ¿Con qué contenidos y método de enseñanza se encontrarán los alumnos en su materia?

HN - Tanto Introducción al Derecho como Filosofía son dos materias que se conectan, se vinculan entre sí. Explico los cimientos del Derecho,  donde el Derecho se sostiene, que es en el hombre, en el ser humano, ya que el Derecho es una creación del hombre y para todos los hombres, es un proyecto de armonía social.

Lo primero que tratamos de hacer en las materias es ayudar a los estudiantes a que piensen sobre el profundo valor y el significado del ser humano en la tierra, su dignidad, sus valores, su autonomía moral, su responsabilidad, su trabajo personal, individual y social. Las materias están básicamente encaminadas a una reflexión profunda sobre el ser humano, para descubrir qué significado tiene el Derecho en esa construcción de la existencia. El Derecho no es nada más que un conjunto de leyes, es estimular un cierto proyecto de vida de respeto, entender al otro. Es un inmenso diálogo. Yo llamo a la filosofía que enseño "filosofía del diálogo". El diálogo es mucho más que una conversación, es un encuentro que a veces se da con palabras o estando juntos en silencio.

El ser del ser humano es encontrarse con los demás. Mi trabajo es explicarles a los chicos que están empezando a estudiar,  de la manera más sencilla posible, el valor que el derecho tiene en ese encuentro entre los seres personales. Ojalá que las cosas que yo aprendí se las pueda entregar a ellos, gratuita y libremente.

Soy papá de 5 hijos y les enseñé a honrar al padre y a la madre. Y ¿cómo se hace eso? siendo ellos mejores que nosotros. El día que el mundo de los hijos no sea mejor que el de los padres,  esto se acabó. Vivimos en una carrera de postas. Yo llevo la antorcha hasta donde Dios me lo permita, hasta donde me den las fuerzas, y si bien todavía tengo mucha fuerza,  algún día se va a acabar. Ese día,  que alguien recoja esa antorcha y la siga llevando adelante, que no se mueran los ideales de paz, de libertad, de trabajo, de autonomía, de respeto a las personas; estos maravillosos ideales del Derecho, que van mucho más allá de la ley, y que son el significado profundo de su esencia.

Yo siempre les digo a las chicas y chicos estudiantes que de acá van a salir siendo excelentes profesores, que tienen que ser, necesariamente, mejores que yo. No pueden fracasar en eso.  

MDB -¿Qué libro y autores recomendaría a sus estudiantes?

HN - Para poder recomendar lecturas a los estudiantes debería contarles qué libros influyeron en mi vida. Cuando leo algo que escribió el profesor Gioja me doy cuenta de que digo todo lo contrario; pero qué hermoso haber tenido  un profesor que me enseñara a pensar y a poder decir cosas diferentes. Hago con los chicos lo mismo. Les digo que no tienen que pensar como yo, mi trabajo no es que piensen como yo, es que piensen. Y si piensan distinto charlaremos, discutiremos;  en algunas cosas podrán convencerme y yo modificaré ciertos pensamientos.

Otro profesor del que aprendí mucho cuando estudié en Italia, fue Giorgio del Vecchio, un hombre valiosísimo que tenía un pensamiento kantiano. Ese hombre poseía sencillez y dulzura. También me enseñó a pensar.

Un tercer profesor que influyó en mí, fue Guido Calógero, poco conocido en la Argentina, que desarrolló la idea del diálogo. Escribió un libro que traduje y se llama Filosofía del Diálogo.

Durante la época de la persecución de la dictadura militar, yo estaba muy triste y compungido porque no podía dar clases, no quería pasar ni delante de la Facultad de Derecho de Buenos Aires porque lloraba, estaba prohibido en todo el país. En ese momento me refugié mucho en los conceptos de Calógero y dije que si algún día volvía a dar clases iba a hacerlo con la idea del diálogo. Gracias a Dios pude retomar sus pensamientos.

MDB - ¿Qué le aconsejaría a sus alumnos en relación a su tránsito universitario?

HN - En el “Eclesiastés”,  que es uno de los libros más hermosos que tiene la Biblia, se cuenta la historia del ser humano y se la segmenta, se la va mostrando en tiempos: tiempo para nacer, tiempo para morir, hay un tiempo para reír, y hay un tiempo para llorar, hay un tiempo para sembrar y hay un tiempo para cosechar lo sembrado. Me detengo en esto último: creo que la Universidad es el hermoso tiempo de la siembra. El campesino siembra soñando con la cosecha,  que a veces se da y a veces no se da. En la Facultad los chicos conocen profesores que son muy buenos, leen a diferentes autores, piensan cosas que nunca habían pensado, hacen amistades, parejas. Yo les pido por favor que aprovechen este momento, que aprovechen a sus profesores, que hagan preguntas, que lean y estudien, que no malgasten este tiempo en la Facultad.

MDB -¿Qué consejo sería valioso con relación a la profesión?

HN - Un día esta sabiduría que adquirieron en la Facultad hay que dársela a las demás personas. Quien llega al estudio de un abogado siempre lo hace por un problema, es allí donde el profesional tiene que contenerlo espiritualmente y ofrecerle, en términos de Derecho, la solución, o el proyecto de solución a ese problema. Ese es el momento de dar, el momento en que la cosecha se reparte. Si no sembraron bien, si no estudiaron mucho, si no aprendieron las cosas, no lo van a poder resolver.

MDB -¿Cuáles considera que son los nuevos desafíos del mundo jurídico actual?

HN - Vivir es un proyecto, es una realización que todas las mañanas invita a algo nuevo. Y los desafíos son resolver esos problemas cotidianos, algunos son viejos y otros se renuevan. En ese momento el problema posiblemente más grande es el de las migraciones forzadas.  He estado hace poco en Grecia, invadida por cantidades enormes de migrantes; y pobre Grecia está haciendo lo imposible por contenerlos y por permitirles, si lo quieren, ir a otro país. El tema de las migraciones forzadas, y sobre todo el terrorismo y las guerras son el problema más terrible. Tenemos que recibir con los brazos abiertos a lo que se refugian, pero tenemos que construir con ellos economías que permitan su vida digna.

Por otro lado, la tecnología y la informática van incorporando situaciones nuevas que tienen que ser especialmente atendidas. La informática está llevando a comunicaciones frívolas, forja pseudo amistades, es un sustituto peligroso del diálogo real, porque el diálogo es un encuentro entre personas, no entre códigos y mensajes de gente que ni siquiera se conoce y que a lo mejor hasta ha falsificado su identidad. Esto es muy terrible. Son sustituciones funcionales del diálogo. El diálogo no merece ser sustituido, tiene que ser realizado.

La democracia es una inmensa invitación al diálogo de todos, sin excluidos, donde todos podamos participar, donde cada uno pueda aportar su idea, donde todos nos escuchemos, y entre todos podamos forjar un país, un mundo, y por supuesto una Facultad.